"Yo no hubiera escrito sin el Valle”: La migración como cuerpo y alma en la obra de Makanaky
Jean Josepth Makanaky, mayormente conocido en el escenario artístico nacional e internacional como Makanaky Adn, es un poeta Ahítiano nacido el 20 de febrero de 1992.
Atravesado por la experiencia migratoria, Makanaky Adn llegó a Chile en 2016, en medio del bullicio mediático que rodeaba los procesos migratorios en el país, especialmente en lo relacionado con la comunidad haitiana. Los medios se llenaban de comentarios de todo tipo, muchos de ellos desfavorables, cargados de mensajes de racismo y discriminación que afectaron profundamente al poeta. "Estaba muy mal emocionalmente, era una época fuerte, de mucha bulla, la tele, la radio, todos querían hablar del proceso migratorio y ponerle un nombre, un significado, y a veces, ese significado era denigrante", recuerda. Sin embargo, lejos de alimentar un sentimiento de victimización, este contexto de rechazo se convirtió en un motor que reforzó sus convicciones en defensa de la dignidad, la historia y el respeto por su pueblo. Fue en ese convencimiento donde encontró espacios que acogieron su voz y su escritura, además de vínculos que perduran hasta hoy en el ámbito literario, como en Trenes del viento y Agrupación Cultural Putaendo Histórico. Desde entonces, ha desarrollado una estética propia, construida a partir de sus vivencias y desplazamientos autodidactas, que constantemente resignifica lo que podría considerarse un proceso migratorio en perpetuo cuestionamiento.
Este proceso de resistencia y reafirmación de identidad se refleja de manera contundente en la escritura de Makanaky, que no se ajusta a una identidad aislada ni hermética, ni se desarrolla en discursos cerrados ni en distancias difusas provocadas por las diferencias lingüísticas o idiomáticas. Por el contrario, su obra se construye abiertamente desde la riqueza y las complejidades de lo común y lo diferente, reflejando las interacciones interculturales que gravitan de manera constante en el territorio chileno y en el continente americano. Su propuesta literaria no se limita a lo personal y privado, sino que busca abrir un espacio para la colaboración y el encuentro entre culturas, promoviendo una experiencia de viaje y formación que surge desde su alteridad y otredad. Este caleidoscopio de mixtura se refleja en su primer poemario, Ave Negra Migratoria (2018), donde expresa con rabia, pena y nostalgia, pero también con gozo, empatía y solidaridad, los sentimientos más profundos y sinceros que brotan de su vivencia migratoria.
A fines de ese mismo año, Makanaky publica su segunda obra, titulada En amor arte. Este poemario se distingue por entrelazar las ilustraciones de la artista plástica Natalia Esmeralda, cargando la obra con juegos simbólicos y semióticos que celebran los trayectos migratorios desde una perspectiva diferente. Esta propuesta, en términos del poeta, se define desde el anhelo de calma y equilibrio, en consonancia con la inocencia de un recién nacido, que desea crecer y devorar el mundo con ternura y compasión. Así, Makanaky sigue explorando la migración, no sólo como un proceso de desplazamiento físico, sino como una experiencia emocional y transformadora, donde la esperanza y el amor se presentan como fuerzas fundamentales para la resiliencia y el reencuentro.
Además, su segunda obra deja al descubierto un Makanaky de convicciones itinerantes en su forma más pura, llevando consigo su territorio, tanto en su cuerpo como en los bordes de su escritura. A lo largo de su vida, nunca ha logrado encontrar un lugar fijo: "Nunca he vivido en ningún lugar", afirma, dejando en claro la esencia de su constante desplazamiento. Sin embargo, este perpetuo movimiento no ha sido obstáculo para que se enamore de lugares, personas y pensamientos. El Valle del Aconcagua, por ejemplo, se convirtió en un espacio que lo cautivó no solo por su geografía natural, sino también por el paisaje humano que lo rodea, en un vínculo estrecho con su propia experiencia de viaje y descubrimiento.
Para el escritor, este Valle resonó con la imagen de su tierra natal. Makanaky trazó un símil entre la topografía montañosa del Aconcagua y los límites circundantes de la isla de Haití, sugiriendo una conexión profunda entre ambos lugares. "Vengo de una isla, no de una ciudad", subraya, enfatizando sus raíces rurales frente a la vertiginosa vida urbana, una dicotomía que se refleja en la poesía que en ese momento comenzaba a tejer. “Yo no hubiese escrito sin el Valle”, sostiene, reconociendo la influencia del paisaje en su proceso creativo y cómo la serenidad de la naturaleza local sirvió como fuente de inspiración para su obra.
Información de contacto:
Instagram: @makanaky_adn
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